Pages

lunes, 15 de noviembre de 2010

La Religión




Por: Laura Martínez Domínguez.

La mujer instalada cómodamente en el diván anaranjado se ríe del reloj que se ha vuelto repentinamente escrupuloso y ahora marca los minutos con frenética exactitud. Podríamos decir que las horas se marcan religiosamente.

El gato ha desaparecido, al parecer se ha subordinado con lo divino, pero como se sabe poderoso los viajes hacia el interior de sí mismo, en este instante lo tienen particularmente interesado.

La araña esta un proceso de religare, dado que trata de entender la situación en la que se ve envuelta, mientras tanto la mujer busca la vinculación que cierta vez conoció con el personaje que alguna vez salió de sus sueños.

La casa tiene un aire de santidad, por lo que Aristóteles carga la palabra Teología en un intento por sacarlos del mutismo ancestral diciéndoles que trata de Dios, de su existencia, naturaleza y atributos así como de su relación con el mundo… el gato a pesar de ello, no ha regresado.

Pseudo Dionisio anuncia teología en dos presentaciones: afirmativa y negativa; mientras la primera es un efectivo decir, la segunda, en cambio, se hace por medio de un silenciar… Fray Francisco de Osuna puntualiza y le dice que el nombre correcto de la teología negativa es teología mística; la mujer no les presta atención, su diván está siendo ocupado por Kierkegaard, Barth, Gogarten y Brunner quienes definen a la teología como separación absoluta entre lo infinito y dios, entre lo finito y lo infinito, la religión del apartamiento, la distancia infranqueable por el hombre, entre lo temporal y lo eterno… esperando una revelación para tener un diálogo con ese dios que al parecer a veces escucha, a veces mira y en otras ocasiones está demasiado ocupado no existiendo.

La mujer observa que el gato ha regresado, al parecer por fin logró encontrarse consigo mismo, y solo para confirmar que es poderosamente divino, pero descubrió que el teléfono de dios esta fuera de servicio; la araña dejo de unir, de ligar, cayó en la cuenta de que de una u otra forma, las cosas siempre se las ingeniaban para esta unidas o por lo menos relacionadas, porque sino seriamos una sola masa pegada… en tanto que el reloj dejo la religiosidad, el rito escrupuloso dejo de consolarlo, por lo que las horas vuelven a ser inciertas.

La mujer sale de casa, las campanadas de la catedral anuncian la hora que el reloj se niega a marcar.

Este sábado 20 de noviembre en punto de las 6:00 en el Cairo Café ubicado en División del Norte # 504-c, tienen una cita para pasar una tarde de FiloCafé y discutir y dialogar acerca de Religión, Metafísica y Filosofía.

No falten.