viernes, 9 de julio de 2010
La Criminología
Por: Laura Martínez Domínguez.
El gato está junto a la mujer, ambos están recostados en el diván, el cual fue trasladado hasta el cuarto de televisión. La mujer salta de nada en canal, hábito adquirido a raíz del aburrimiento causado por no ser capaz de permanecer en un solo canal… el control remoto en su mano, hace que la televisión tenga sonidos entrecortados al no detenerse más de un segundo en cada canal.
De pronto aparecen imágenes impactantes, la mujer se ve obligada a dejarle en ese preciso canal, las noticias anuncian la captura de un payaso violador, el homicidio de una mujer a causa de una sobredosis de droga que su novio le dio, el robo en los abarrotes de la esquina de una casa cualquiera que podría ser la suya.
Apaga el televisor. El reloj marca un cúmulo de minutos inciertos y la araña piensa que deberían publicar su caso, considera que es un crimen atroz estar atrapada en un reloj que para colmo de males es voluble.
La mujer no los escucha, acostumbrada ya a los dramas cotidianos. En cambio busca el libro rosado, el de las respuestas empastadas, busca la palabra crimen, no la encuentra; después la palabra delito, tampoco está… la respuesta no aparece. Tendrá que buscar en otro sitio, tendrá que reformular la pregunta y saber exactamente que es lo que busca.
Enciende el televisor, las noticias aun hablan de delitos, de conductas antisociales, quizá eso es lo que necesita averiguar, la ciencia que estudie el objeto causal explicativo del delito, así como la conducta humana peligrosa como fenómeno individual y social en su descripción, diferenciación, correlaciones y causalidad. El gato observa algo nuevo, algo que se podría llamar Criminología, y lo observa con la inquietud de quien trata de averiguar si es comestible o no.
La mujer al percatarse de las intenciones del gato vuelve al libro rosado, no le da respuesta, como si el diccionario hubiese enmudecido y ella tuviese que buscar en otro sitio, o pedir ayuda, quizá deba publicarlo en el periódico de mayor circulación de la ciudad.
Vuelve al diván, el gato decidió que si era comestible, y ahora la mujer deberá salir a comprar una caja que diga: “Ciencia sintética, causal explicativa, natural y cultural, de las conductas antisociales” Alfonso Quiroz Cuarón sonríe en el reverso de la caja.
La respuesta aun no aparece, la mujer entra en una especie de indignación dado que su libro de cabecera en estos casos ha emprendido la huida… cuando está a punto de olvidar el tema alguien deja una nota en su buzón, el remitente es Antonio García-Pablos de Molina, el reloj se carcajea al oír semejante pomposidad para un nombre, además son las 3:33 y siempre ha gozado de las extrañas exactitudes. La mujer pide que guarde silencio y lee en voz alta: Ciencia empírica e interdisciplinaria que se ocupa del crimen, del delincuente, de la víctima y del control social del comportamiento desviado.
Por la puerta trasera entran como si tuviesen cita, G. Stefani y G. Levasseur afirmando que es la ciencia que estudia la delincuencia, para investigar sus causas, su génesis, su proceso y sus consecuencias. La mujer quisiera que estuvieran en su pared, pero el gato los mira con antipatía, le sigue gustando mas la filosofía.
La mujer toma al gato en los brazos y descubre a G. Kaiser colgando de una oreja, debió de haberse subido cuando el gato devoraba el contenido de la caja, debió de tratar de decir que es el conjunto ordenado de la ciencia experimental acerca del crimen, del infractor de las normas jurídicas, del comportamiento socialmente negativo y del control de dicho comportamiento. Lo libera, pero el gato suele gustar de perseguir autores, por lo que regresa con Jiménez de Asúa quien en defensa de un gato perseguidor, afirma que es la ciencia causal-explicativa compuesta de cuatro ramas: antropología criminal, psicología criminal, sociología criminal y penología. La criminalidad agota a la araña y eso que ella no persigue autores, por lo que decide descansar sobre el número 9, esperando a que el reloj decida suspenderse justo antes de llegar a ese número.
La mujer aun busca respuestas, los autores no son desconocidos, al menos no del todo, pero hablan de aquello de lo que no conoce, de aquello que saltó de un canal de televisión cuando la palabra delito salio de un código penal, de una tipificación y se volvió un objeto de estudio en si mismo, trayendo consigo la creación de una ciencia que estudia los elementos reales del delito, entendiéndose por estos, el comportamiento psicofísico de un hombre y sus efectos en el mundo exterior, en palabras de E. Seeling.
Mientras tanto, el gato encuentra a López Rey y Arrojo con su idea de que es la ciencia complementaria del derecho penal que explica la criminalidad y la conducta delictuosa. La mujer encontró la respuesta, alguien más está tratando de desentrañar las causas de que un payaso decida violar a su hijastra de 14 años o alguien robe una tienda de abarrotes. Solo lamenta no haberla encontrado en el libro rosado.
El gato mira su tazón, vacío; la mujer deposita en él la cantidad exacta de alimento, la sonrisa del gato corrobora que la filosofía es su favorita. La mujer sale a la calle, tiene una cita, solo espera no llegar tarde, su reloj se detuvo justo antes de llegar al nueve, por lo que una vez más la hora es incierta, ella ignora el paso correcto del tiempo y la araña decide que no es tan criminal vivir en un reloj.
En esta ocasión tendremos una invitada especial que hablará con nosotros del tema, así que no falten; la cita es en El Cairo Café ubicado en División del Norte # 504-c en punto de las 6:00 pm.
Los esperamos.