miércoles, 5 de enero de 2011

Sentido de posesión y pertenencia.




Por: Laura Martínez Domínguez

La mujer escucha la misma melodía una y otra vez y hasta la demencia. Está en el diván anaranjado leyendo aquellas partículas elementales que fueron el inicio.

El gato encontró una palabra pegada en la banqueta, la encontró porque no le permitía entrar a la cocina y pedir su dosis diaria de filosofía. Lo cierto es que al encontrarla el gato se llevaría más de una sorpresa.

La mujer observa la palabra que el gato encontró y corre a buscarla en el libro rosado… el libro rosado ha desaparecido… la mujer trata de buscarlo pero en ese momento aparece Foignet y le dice que la posesión es el poder físico que se ejerce en una cosa, con intención de portarse como verdadero propietario de ella.

La araña piensa si podrá hacer eso con el reloj, no estaría nada mal para una araña ser la poseedora de un reloj… el reloj marca el minuto más exacto que ha marcado en semanas y la hace caer hasta el ocho infinito a manera de protesta. La araña lo ignora, algo de sentido de pertenencia a ese reloj la invade súbitamente.

Planiol toma al gato en sus brazos y le dice que es el estado de hecho que consiste en retener una cosa en forma exclusiva, llevando a cabo sobre ella los mismos actos materiales de uso y de goce que si fuera el propietario de la misma… el gato se enfada, nunca un autor lo había tomado en los brazos… la mujer le avisa que no provienen del libro rosado, sino de uno cuyas pastas se tornan duramente azules… al gato no termina de convencerle la idea.

El reloj marca otro minuto exacto, mientras la araña se maravilla del hecho… la mujer pretende volver a las partículas elementales pero encuentra a Baudry-Lacantinerie sentado en su diván invitándola a escuchar que la posesión es un conjunto de actos por los cuales se manifiesta exteriormente el ejercicio de un derecho real… la araña se ríe ante tal concepto y se pregunta si existirán derechos irreales… nadie responde.

Bonnecase se instala junto a ellos y la mujer no puede evitar observar la ironía de no encontrar jamás su biografía y ahora tenerlo aquí, en su diván… Bonnecase no sigue sus divagaciones y simplemente dice que la posesión es el hecho jurídico consistente en un señorío ejercitado sobre una cosa mueble o inmueble que se traduce por actos materiales de uso, de goce o de transformación, llevados a efecto con la intención de comportarse como propietarios de ella o como titular de cualquier otro derecho real… la araña repara de nuevo en la palabra, casi llega a concluir que es fijación de estos tipos un tanto cuadrados.

Las partículas elementales han quedado suspendidas, dado que se les une Saleilles y la mujer los invita a pasar a la mesa de la cocina, a lo cual todos sugieren una taza de café y con gusto Saleilles les dice que es la realización consciente y voluntaria de la apropiación económica de las cosas.
De pronto, y por la puerta de la cocina, entra cargando sus cuatro tomos de derecho civil, Rojina Villegas, diciendo además que la posesión es el poder físico que se ejerce en forma directa y exclusiva sobre una cosa para su aprovechamiento total o parcial, o para su custodia, como consecuencia del goce efectivo de un derecho real o personal, o de una situación contraria a derecho… la araña piensa que ya es el colmo, este tiene el descaro de hacer clasificaciones entre reales y personales, sin embargo, nadie le habla de derechos irreales, esta por suponer que no existen… con todo y la ironía.

El reloj ignora a la araña, marca un minuto más y el gato entra a la cocina esperando que su tazón sea llenado de filosofía, pero la mujer toma una caja que se llama El fundamento del derecho de posesión, cuyos ingredientes son axiomas que para saber exactamente de donde provienen dependerá de la filosofía, la cultura, la idiosincrasia y la etapa de civilización de una sociedad… el gato trata de descubrir si es comestible o no, descubre que sí, pero un sabor ligeramente Ulpiniano le queda en el paladar.

La mujer trata de despedir a todos pero llega Savigny y partiendo de la nomenclatura y la clasificación posesoria de los romanos atribuye a la posesión dos elementos: el corpus y el animus. La mujer lo observa y decide ejercer su derecho posesorio sobre el inmueble y el menaje del mismo, por lo que sin más despide a todos y cada uno de ellos.

El libro rosado sigue sin aparecer. La mujer regresa al diván mientras el gato reconoce que el contenido de la nueva caja es sumamente delicioso. La araña por lo pronto olvidó los derechos reales y el reloj se ha suspendido

Este sábado 08 de enero, en punto de las 6:00 pm, están todos invitados a pasar una agradable tarde de FilCcafé en el Cairo Café, ubicado en División del Norte #504-c.

Los esperamos